Tras haber agotado Argentinos Juniors y el Movistar Arena, la banda conformada por los hermanos Patricio, Guido y Gastón Sardelli en voz, guitarras y bajo respectivamente, y Sebastián Roascio Goldar en batería, sumó otra estrella más para la colección: un sold out en el José Amalfitani el 15/12, estadio en el cual seis años atrás, habían teloneado a Jon Bon Jovi.
El fuego como elemento conductor, un detalle, una insignia, una razón de ser y para vibrar a la par de las 45.000 almas apasionadas que pedían por la banda. Así, con destellos y pirotecnia, Airbag cerraba su show en Vélez, evidenciando por qué están donde están y a su vez dejando a todos con ganas de asistir inmediatamente a la próxima fecha.
El público, mayormente femenino, esperó hasta las 21:00 a que comenzara el concierto. La mayoría sentado, otros de pie, en grupo y en solitario; comprando gaseosas o agua a los “cocacoleros” a dos mil pesos. Mientras tanto, la musicalización de la jornada era la correcta: uno entraba y era recibido con AC/DC, Led Zeppelin, Mötley Crüe, Queen, incluso Rush, bandas clásicas de rock que influenciaron tanto a Airbag como a tantas otras a nivel mundial.
Los gritos ensordecedores estaban presentes ante cada pequeña cosa que sucediera arriba del escenario cuando, de repente, suena la “Cabalgata de las walkirias” de Richard Wagner. La pantalla se enciende y muestra a Pato y Guido Sardelli en plan rockstars: cuero, lentes y lengua afuera. Fue así que, entre calaveras llameantes, humo y fuegos artificiales, el grupo salió a escena. Con el tema que da nombre al tour, “Jinetes cromados”, dieron inicio al espectáculo.
Armados con buenas canciones, salieron a dar todo lo que tenían y también cuidando a su público. Ni bien terminó “Perdido”, la segunda canción, los muchachos no continuaron hasta que la gente retrocediera dos o tres pasos para descomprimir el sector de la valla. Si bien la orden se acató, Pato insistía con el pedido: “Un cachito más para atrás así no me rompe las bolas uno que está ahí“, comentó. Una vez solucionada la situación, la banda se lanzó con “Intoxicarme” y “Uber puber”, temas de su álbum más reciente, seguidos de “Nunca lo olvides”, el estreno de la noche.
Distintos barrios dijeron “presente” esa noche: desde Longchamps y Florencio Varela hasta Morón, Hurlingham y Villa Lugano. Como en cada evento de estas magnitudes, mucha gente se movilizó de otras provincias como Jujuy, Córdoba o Santa Fe, y como si fuese poco, aparecieron banderas de México, Uruguay e incluso Alemania. Hecho que deja bien clara la enorme convocatoria que genera la banda y el crecimiento exponencial que atraviesan. Se colgaron esa medalla con la que toda banda de rock sueña: llenar un estadio de fútbol y con personas de todas partes.
Dedicados a “Vivir el momento”, con el enfoque en el disfrute de todos los presentes, la jornada cuasi hedonista estuvo plagada de éxitos de todas las épocas. Desde “Solo aquí”, el hit que araña los 20 años desde su lanzamiento, pasando por “Cae el Sol”, “Bajos instintos” y “Diez días después”, todos de su álbum “Vorágine” publicado en 2011. Los momentos más eufóricos y de puro rock llegaron con “Apocalipsis Confort”, “Huracán”, y “Colombiana” del LP “Mentira la verdad” y “Cuchillos guantanamera”, “Motor enfermo” y “Como un diamante”, de “Al parecer todo ha sido una trampa”, su último disco. El momento emotivo tampoco faltó cuando interpretaron “Por mil noches” y el himno nacional.
Además de un set acústico en el que decidieron incluir “Have you ever seen the rain?” de Creedence, el show contó con un invitado de lujo: “Es una leyenda del rock argentino. Va a tocar un tema con nosotros, quiero que le den el aplauso más grande del mundo al Tanque de La Renga”, dijo Pato Sardelli y la gente estalló. Una vez presentado el baterista, hicieron “La balada del diablo y la muerte”, con Guido llevando la voz principal.
Casi diez minutos pasaban de la medianoche. Luego de tres horas de fuego y rock, llegó el final: “Mi sensación” fue el elegido para cerrar el setlist del show en Vélez. Al igual que en la apertura, disparados desde la parte superior del escenario salieron fuegos artificiales, siendo un espectáculo más en sí mismo. Papeles metalizados que volaban sobre el público acompañaron las explosiones de los cohetes, y con Gastón Sardelli cantando el tango “Por una cabeza” de Carlos Gardel, se terminó una jornada extasiante de hard rock, con la que Airbag alcanzó el podio de las bandas vigentes del rock argentino.



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