En el año 2014 sucedió algo inusitado en el mundo de la música en español. Al frente de un nuevo grupo llamado La Esfinge, Cristian Castro lanzaba “El cantar de la muerte”, álbum con el cual incursionó en el hard rock. Aquí analizaremos la segunda parte de este crossover entre la voz melódica, el romanticismo, y la distorsión y las prendas oscuras: “La cruel cantora”, último material discográfico de la banda publicado el 20 de octubre de 2023.
Quienes integran La Esfinge son: Cristian Castro en voz y guitarra rítmica; “Chowy” Fernández como guitarrista principal; Guido “Ruido” Barilari en el bajo; Alan Fritzler en batería; Alejandro Graf en teclados y coros de Florencia Alba y Julieta Cáceres. Mientras que la grabación de estudio y composición de todas las canciones estuvo a cargo de Cristian; Alexei Torres, quien grabó las bases de bajo y batería, y David Avilés las guitarras.
Lo que tranquilamente podría ser un interludio de Tool, es la introducción de “Mi sueño ha de morir”, track con el que abre “La cruel cantora”. Entra la batería, una guitarra distorsionada y un riff poderoso que le suman metal al ambiente progresivo. La voz del mexicano, inalterable, se mantiene más bien en tonos medios y graves, hasta que aparece el agudo que, cualquier metalero o persona que conozca su repertorio pop, esperaría de él. Pero esta obra no transita la senda de lugares comunes.
La Esfinge presentó su LP en vivo en el Teatro Vorterix. Allí pudimos ver que la estética de la banda al salir a escena es totalmente fiel a la música que hacen. El concepto es claro: oscuridad. Todo negro, desde el sobretodo que los cubre hasta el calzado y el maquillaje. Las botas del cantante y líder son las que más resaltan, largas y con brillosas hebillas metálicas, además de vestir un pantalón de cuero. El look Rob Halford está completo, pero lo que hacen estos muchachos va más allá de la ropa.
Con el segundo tema, “Lobos”, es imperativo hacer headbanging. Aúlla un lobo y cuesta creer que no estemos escuchando lo nuevo de Mastodon, una de las bandas preferidas del vocalista, o Gojira, otro grupo de groove metal. Incluso con yeites malonezcos (por Malón), presenta también un solo de guitarra fiel al estilo Megadeth, al igual que “Grand Prix Fórmula 1”, siguiente canción, la cual abre con una intro stoner y mantiene tonos lúgubres. Tenemos thrash, groove, y el heavy metal un tanto más convencional con este último.
Casi 10 años después, la banda trasciende las influencias clásicas y va por otras más concretas y pesadas. Tal como ha declarado Cristian a Leo Montero en el programa “Mejor de noche”, su top es: Mötley Crüe, Ozzy Osbourne, Tool, Mastodon, Sepultura y Coal Chamber. A esa lista sumamos Soulfly, Machine Head y Amon Amarth, por ejemplo. Todas ellas las podemos oír en canciones como “Hedonismo evolución” o “Cuarta dimensión”, por mencionar dos. Escuchar este álbum es encontrarse con sonidos que un metalero ya conoce.
La política siempre ocupó un lugar fundamental en las líricas del metal y el rock. “El brutal Caín”, cuarto tema, cumple con la norma., aunque no amerite ser cantada con falsete ni voz melódica. La velocidad fue el tópico de “Grand Prix Fórmula 1”, mientras que “Moiras”, sexto track, aborda un costado más erótico e industrial como lo que hacen los alemanes Rammstein o el estadounidense Marilyn Manson. “Malfarium”, una balada con un solo virtuoso de guitarra. Breakdowns y groove al estilo Deftones, Korn o Lamb of God, y cantos guturales como los de Avernal, banda argentina de death metal son los recursos que decoran el álbum.
“Una balada puede ser tan poderosa como un buen rock” dijo Cristian en el programa de Vorterix, Paren La Mano, acerca de su repertorio tradicional. “Es una etapa de renovación”, agregó. No resulta coincidencia que se haya referido a su carrera solista como “Cristian”, disociando entre ambas etapas y en tercera persona. Mientras, en Maldición, va a ser un día hermoso, ciclo que conduce Mario Pergolini, el cantante comentó que para él, La Esfinge es un sueño, un “proyecto B que se proyecta a ser un proyecto A”, es lo que siempre quiso, aunque le haya faltado el valor para comenzar antes.


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